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El violinista que tocaba el piano (La Opinión A Coruña)

Javier Garbayo, en su amplia y documentada introducción al concierto, además de su galleguidad, destacó un hecho que no siempre se menciona cuando se habla de Gaos y es que, además de extraordinario violinista y eminente compositor, fue un formidable pianista. De hecho, compuso una docena de obras para este instrumento en condición de solista (en otras ocasiones, acompañando a la voz y también al violín y al violonchelo). Nueve de ellas son piezas sueltas; pero tres son suites que están integradas por un total de veinte movimientos de color y carácter bien diferenciados. Se trata de los Aires gallegos (9 obras), de los Nuevos Aires gallegos (5 piezas) y de la Suite HispánicasAGB 55 (6 partituras). Esta última suite no formó parte del programa y solo cuatro de las nueve piezas sueltas se incluyeron en él. Briones y Ares alternaron ante el teclado para interpretar, cada uno de ellos, una suite de aires gallegos; y también de modo alternativo, tocaron las otras cuatro piezas que completaban el programa. Los dos son excelentes intérpretes que aportaron a las versiones una notable perfección técnica, una gran expresividad y una especial nitidez en la ejecución; todo lo cual puso de relieve la belleza melódica que contienen estas hermosas partituras y todo el importante trabajo compositivo que subyace bajo su aparente sencillez. Para corresponder al entusiasmo que manifestó el público, los dos artistas interpretaron, como bis, dos piezas a cuatro manos: una encantadora Mazurca, de Montes; y la Arietta de la Primera suite para piano a cuatro manos, de Marcial del Adalid. Todo, música gallega. Y de muy alta calidad.