Pionero de la música electroacústica, aquella que incorpora la electrónica a la clásica, Enrique X. Macías es un tesoro oculto de la cultura gallega. Tan oculto que, 27 después de su muerte, el también músico e investigador Roberto Oliveira trabaja en Lisboa en la catalogación de un hallazgo: 74 bobinas de magnetófono con material inédito del compositor. Nacido en Vigo en 1958, amigo de músicos como Julián Hernández, al que pagó su primer salario como intérprete, o de Antón Reixa, Macías influyó en ambos al darles a conocer las vanguardias europeas. Estrecho colaborador del Grupo Poético Rompente –del que formaba parte Reixa– y de los pintores Menchu Lamas y Antón Patiño, Enrique X. Macías conmocionó a su generación cuando se quitó la vida en 1995. Tenía solamente 37 años.
A pesar de su muerte prematura, dejó un amplio legado. Viajero incansable, pasó por numerosas ciudades. Sus creaciones están registradas en grandes emisoras como Radio Nacional de España, la Rai italiana, Radio France, u otras de Helsinki, Cracovia, Londres o París. “Macías es un pionero, el primer compositor en Galicia, a mediados de los años 70, que crea la primera obra electroacústica, que introduce el sonido eléctrico en la composición musical”, explica desde Lisboa Roberto Oliveira, donde prepara la tesis de doctorado sobre este autor, que presentará en la Universidad de Santiago de Compostela. En medio de su investigación descubrió en Lisboa las 74 bobinas de magnetófono inéditas.