Alejo Amoedo apuesta en esta ocasión por la recuperación en registro de algunas de las 63 piezas para el piano gracias al apoyo de la productora Dos Acordes que promueve Javier Jurado, en un trabajo llevado a cabo en los Estudios Bruar de A Coruña y en una presentación realizada en el Conservatorio Profesional de Santiago. Cuidada presentación para una detallada entrega por el cuaderno que incorpora para un seguimiento de ese repertorio hasta ahora desconocido. Amoedo se confiesa pianista de acompañamiento antes que concertista y para muestra cd´s como: la “Antoloxía de compositores galegos” con el clarinetista Asterio Leiva, la serie otros tres con el trompetista Rubén Simó o las “Mélodies” con la mezzo Iria Cuevas, con la que hace poco participó en el acto conmemorativo del centenario de “Chané” en el Paraninfo, en las programaciones del Ateneo de Santiago, además de “Cantos que veñen de lonxe” con el tenor Cesáreo Torres. Soutullo, en sus tanteos juveniles, se plantará en Madrid tras un arriesgado traslado por puro voluntarismo, con tan solo ocho pesetas en el bolsillo para estudiar en el Conservatorio, en el que en 1902, conseguirá un Premio Extraordinario de Composición. Diego San José de la Torre, en su biografía de 1952 “Gente de ayer. Retablillo literario de los comienzos del siglo”, nos lo descubre en sus incursiones por el café de la Iberia en 1910: Un parroquiano rechoncho y corpulento, bigotudo y de encrespada cabellera castaña que sosegadamente leía “El Heraldo”. Mª Rosa Arija Soutullo, presidenta de la Fundación Reveriano Soutullo Otero y Jaime Estévez Vila, también recuerdan de una tertulia una respuesta suya sobre el asunto del teclado: “Yo no toco el piano más que en mi casa”. Para centrarnos aún más, el músico fue miembro fundador de la Unión española de Maestros Directores Concertadores y Pianistas desde 1920, en la que estuvo inscrito como pianista.