Aunque sólo fuera por evitar que las fabulaciones cobren carta de veracidad, no estaría mal que los gallegos aplicásemos el escalpelo de la objetividad a lugares comunes tenidos por certezas inamovibles. Así, algunos episodios avalados como históricos serían transferidos al apartado de lo legendario, ciertos distintivos ancestrales (¡oh, la quimérica herencia celta!) tendrían que ser sometidos a examen genético, y no pocos personajes presuntamente interiorizados en el archivador cultural desaparecerían de nuestro ADN colectivo.
Le damos vueltas a lo antedicho mientras escuchamos por primera vez parte de la obra para piano de Juan Montes, interpretada por Javier Otero Neira —un joven pianista de A Estrada a quien es fácil augurar una gran proyección internacional— y compilada y anotada por el director y compositor Joám Trillo y el profesor Carlos Villanueva, lucense por vocación y corazón, una de las figuras más prestigiosas de la musicología en Europa.